La crioterapia, también llamada criocirugía, crioablación, crioterapia percutánea o terapia de crioablación dirigida, es un tratamiento mínimamente invasivo que usa un frío intenso para congelar y destruir un tejido enfermo, incluyendo las células cancerosas. Si bien los términos crioterapia y crioablación pueden usarse en forma intercambiable, el término «criocirugía» se utiliza más frecuentemente para la crioterapia realizada en forma quirúrgica y abierta.
Durante la crioterapia se hace fluir nitrógeno líquido o gas de argón a alta presión adentro de un aplicador semejante a una aguja (una criosonda), creando un frío intenso que se pone en contacto con el tejido enfermo. Los médicos utilizan técnicas de guía por imágenes tales como el ultrasonido, la tomografía computada (TC) o la resonancia magnética (RM) para ayudar a guiar estas criosondas hasta los sitios de tratamiento ubicados dentro del cuerpo.
¿Cuáles son algunos de los usos comunes de este procedimiento?
La crioterapia puede aplicarse tópicamente (sobre la superficie de la piel), en forma percutánea o quirúrgicamente. La crioterapia tópica se usa normalmente en casos de lesiones de la piel y de los ojos. Cuando la lesión queda debajo de la superficie de la piel, una sonda de terapia o aplicador parecida a una aguja necesita colocarse a través de la piel. En algunos casos se requiere una incisión quirúrgica.
La crioterapia se usa para tratar muchas enfermedades, de las cuales destacamos:
- tumores en la piel.
- lunares precancerosos en la piel.
- nódulos.
- papilomas cutáneos.
- pecas poco estéticas.
- retinoblastomas, un cáncer infantil de la retina.
- cánceres de la próstata, el hígado y el cerviz, especialmente si no es posible efectuar la reseccion quirúrgica.
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