Los ojos funcionan como una cámara fotográfica: las diferentes lentes del ojo nos permiten enfocar una imagen en la retina, y mediante el nervio óptico se transmite la información al cerebro, el cual se encarga de interpretar la luz que nos entra para formar una imagen en nuestra mente. En determinados casos, el deterioro de las lentes es tan lento y progresivo que nuestro cerebro se adapta y acostumbra a esas deficiencias visuales, de manera que perdemos la consciencia de la mala visión que tenemos hasta que visitamos al oftalmólogo y nos muestra la realidad de nuestra visión y la necesidad del uso de gafas.
Por qué ahora?
Es posible que ahora estés pensando: “llevo todos estos años sin gafas. ¿Por qué voy a necesitarlas ahora?” Para empezar, si te estás haciendo esta pregunta es porque te has dado cuenta que no ves con la misma agudeza y calidad con que lo hacías hace unos años.
La respuesta es muy sencilla: los órganos de la vista, como todo nuestro cuerpo, también cambia con el tiempo. Y al igual que todo a nuestro alrededor, si queremos alargar la vida útil y buen funcionamiento de los ojos, debemos cuidarlos y revisarlos regularmente mediante un examen oftalmológico.
¿Cómo saber si necesito gafas?
Hay una serie de síntomas que nos pueden indicar que se necesita una revisión oftalmológica:
- Dolores de cabeza frecuentes. Se pueden deber a que forzamos la vista afectando al sistema neurológico. ¿Te ocurre cuando llevas mucho tiempo de lectura o delante del ordenador?
- Visión borrosa apareciendo los objetos difuminados o no percibiendo los detalles.
- Mala visión a distancia, ya sea a corta o larga distancia o tienes dificultades para calcular distancias.
- Visión doble
- Dificultades para ver en la noche
- Te duelen o pican los ojos o sientes fatiga ocular
- Te cuesta leer o incluso no sentirte cómodo con tu equipo de trabajo habitual
- Entrecierras los ojos constantemente porque no consigues enfocar correctamente. Al entrecerrar los ojos, lo que haces es forzar la pupila que actúa como una lente frente a la luz y reduces el ruido lumínico consiguiendo mejor enfoque; pero este vicio puede derivar en otros problemas oculares.
- Te cuesta ajustar los ojos con cambios de luz y te genera molestias una luz que antes no lo hacía.
- Ves halos alrededor de la luz
- Te cuesta ver bien de lejos después de un día de trabajo frente al ordenador o enfocando a distancias cortas.
Si tienes cualquiera de estos síntomas, es probable que necesites gafas. No obstante, pueden ser también síntomas de otros problemas por lo que, para realizar una correcta evaluación de tu salud ocular, te recomendamos que pidas cita con tu oftalmólogo de confianza.
En Clínica IMIF contamos con un gran equipo de oftalmología para ayudarte en la graduación de tu vista. Si tienes alguno de los síntomas anteriormente descritos, no lo dudes y contacta con nosotros aquí o pide cita previa.