La enfermedad de Parkinson (EP) es la segunda enfermedad neurodegenerativa más habitual después de la enfermedad de Alzheimer. La causa principal de esta enfermedad es la degeneración progresiva de las células relacionadas con la actividad de la dopamina, las dopaminérgicas.

Algunos casos son genéticos pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia ya que la mayoría de las veces la enfermedad surge de manera esporádica.

Dentro de los principales síntomas encontramos la rigidez, los temblores y la lentitud de movimientos, conocida como bradicinesia. En la fase temprana de la enfermedad o cuando no han aparecido estos síntomas motores (fase premotora) encontramos otros síntomas que irán sumados a los principales antes comentados. Como pueden ser alteraciones de sueño en la fase REM, dolores de articulaciones (hombro, por ejemplo), trastornos anímicos, problemas digestivos como el estreñimiento o déficit olfatorio.

Sin duda, estos síntomas afectan a la calidad de vida de los pacientes; de una manera más o menos aguda.

El tratamiento, no curativo a día de hoy, pero si de tratamiento de síntomas viene siendo eficaz durante un periodo de tiempo medio. Entre diez y quince años. En periodos de tratamiento alargado suelen surgir fases (o fluctaciones) motoras y no motoras con síntomas como discinesia, sialorrea, disfagia y trastornos del control de impulsos; entre otros.

Una de las recomendaciones que realizamos desde Clínica IMIF es llevar una vida activa con ejercicio físico diario ya que los pacientes de benefician de una mejora del estado físico y mental; así como una mejora de los dolores articulares de la rigidez.